El comandante Jaime Cervantes Milagros fue asesinado el sábado pasado en Acayucan, Veracruz. Sus conocidos rechazan que estuviera relacionado con la delincuencia organizada.
Por Ignacio Carvajal
Veracruz, 23 de octubre (Blog Expediente).– Todos los días, religiosamente, Jaime Cervantes Milagros esperaba al Alcalde en turno en Jesús Carranza, Veracruz, para rendirle informe de novedades. A primera hora se paraba en el acceso principal al palacio, junto a unas escaleras, pendiente a que el jefe bajara de su camioneta y subiera a presidencia.
Paso a paso, el mando de la Municipal daba el parte de novedades a la superioridad. Personas en estado de ebriedad detenidas, faltas administrativas menores, de vez en cuando, personas muertas en accidentes, algunos choques, pleito de vecinos, etcétera.
A diferencia de sus municipios vecinos como Acayucan, Sayula o Playa Vicente, rara vez el comandante reportaba homicidios dolosos, robo de ganado o secuestros.
De hecho, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública así lo evidencian: Jesús Carranza se convirtió en uno de los municipios con mayor seguridad desde que Cervantes Milagros llegó al cargo, la primera vez de primero de enero del 2011 al 31 de diciembre de 2015, y posteriormente, del 5 de julio de 2015 al 17 de octubre de 2020. Dado sus altos resultados al traer paz a Carranza, cuando el anterior Alcalde dejó el cargo, la Alcaldesa electa, Teresa Guillén Trinidad, lo invitó a quedarse en el mismo puesto.
Desde entonces, la tendencia en los índices de violencia y paz era la misma, y las autoridades de las Mesa de la Construcción de la Paz, con el nuevo esquema del Gobierno federal, constantemente reconocían a Jesús Carranza como uno de los territorios más seguros en el sur de la entidad.
En Carranza, cuentan sus autoridades y ganaderos, operan las ganaderías más importantes del país especializadas en la cría de Sardo Negro, la raza mexicana por excelencia en la línea de los cebús.
La de Jaime Iturbe y Luis Espín, dos hombres que cada año se disputan los premios de cría de estos animales de giba en el país, y que le han dado fama internacional a México y a Veracruz por la calidad de sus animales. Además, está contemplado dentro de las obras de ampliación del proyecto sexenal del Presidente Andrés Manuel López Obrador para crear un gran corredor multimodal e industrial en el Istmo entre Oaxaca y Veracruz.
Tener la zona en paz era la principal tarea y anhelo del comandante que fue asesinado el pasado sábado en Acayucan, con armas de grueso calibre. El Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, dijo que investigaban el caso del comandante por un tema de drogas y huachicoleo.
La declaración cayó como cubo de agua fría sobre pobladores, autoridades e importantes ganaderos de Jesús Carranza quienes conocían desde casi 10 años a Jaime Cervantes, y que rechazan que estuviera implicado con la delincuencia organizada.
De hecho, lamentan que no se tome en cuenta la posibilidad de que el comandante hubiera sido asesinado por una represalia de los cárteles de la droga cuya cabecera se asienta en Acayucan, y que aspiran a controlar las policías municipales de los vecinos para adquirir poder absoluto de los territorios.
En este caso, rápidamente el Gobierno lanzó lodo a su nombre, lastimando a sus familiares, amigos y pobladores de Jesús Carranza que estaba a gusto con el trabajo de Jaime Cervantes Milagros.
Incluso, a las calles de Carranza han arribado elementos del Ejército Mexicano que han comenzado a investigar la aparición de cinco cadáveres en el municipio vecino de Matías Romero, y desde el domingo mantiene puestos de revisión en los accesos a la cabecera, pues se teme que ambos hechos violentos estén relacionados, pero mientras a Carranza han llegado los soldados, Acayucan sigue sin mayor reforzamiento, y fue ahí en donde asesinaron al mando policial, y como ocurrió con el líder de taxistas de Carranza, Baldemar Molina, acribillado en Acayucan en septiembre pasado.
Las víctimas fueron sacadas por un comando de dos fiestas que se celebraban en la cabecera de Carranza, y aparecieron sin vida en el vecino poblado de Paraíso, cuatro hombres y una mujer. En las primeras investigaciones hechas por las autoridades veracruzanas se tiene que esas personas se transportaban en coches con reporte de robo y que contaban con antecedentes criminales por robo de combustible y venta de estupefacientes al menudeo.
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Vecinos de este municipio que han tenido contacto con los soldados que llegaron al pueblo indican que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) está más interesada en investigar quién asesinó a estas personas que en aclarar y buscar justicia para Cervantes Milagros. Tal como pasó con Mariano Rodríguez y Raymundo Prior, excomandante del vecino municipio de San Juan Evangelista, aliados de Cervantes Milagros, que, según ganaderos de San Juan Evangelista, quedaron en la mira de la delincuencia porque no quisieron colaborar ni entregar el control de la municipal a la delincuencia.
En Carranza, cuentan los pobladores, era habitual ver en la carretera Transístmica persecuciones de tráilers cargados de mercancía valiosa que eran seguidos por pistoleros desde Sayula de Alemán y que al llegar a Carranza encontraban refugio pues sabían que encontrarían el apoyo del comandante Jaime Cervantes.
Con las balatas destrozadas, en unos casos con neumáticos volados, los choferes aceleraban para escapar de las agresiones y encontrar paso seguro por Jesús Carranza; sabían que ahí ya no los podían asaltar pues la policía no estaba del lado de los grupos delictivos, como pasa en los municipios donde operaban a sus anchas y cuyas comandancias tuvieron que ser intervenidas por SSP y la Marina, caso Sayula de Alemán y Acayucan.
El comandante era de mano dura con los policías, cuentan sus excompañeros. Cuando llegó al cargo, los puso a dieta y a realizar ejercicio para que tuvieran condición física. Emanado de las Fuerzas Armadas, imponía la disciplina para que dieran una mejor presentación a la ciudadanía y por salud.
Diariamente tomaba sus alimentos en una fonda frente a la comandancia. La cocinera cuenta que, de planta, siempre tenía que contar con pescado, pollo, verduras y alimentos saludables, pues era raro que el jefe de la policía comiera tacos o comidas altas en carbohidratos.
Por las noches, al regresar de recorridos por comunidades, a la espera de la guardia nocturna, se sentaba a la mesa con sus elementos en la comandancia, donde mandaba traer café, galletas y pan, los cuales compartía. Ahí nadie era más ni menos que el otro.
Sus elementos recuerdan que creó un grupo en la aplicación WhatsApp para compartir información sobre la profesión de ser policía, especialmente los temas relacionados con el respeto a los derechos humanos y el nuevo sistema penal.
Constantemente, además, les brindaba información sobre los temas de relevancia en el país o PDF de libros de todo tipo.
Los fines de semana, cuando se incrementaban las fiestas y corría el alcohol en el pueblo, constantemente llegaban personas detenidas por alterar el orden en la vía pública.
"Los policías tenían prohibido despojar de sus pertenencias a las personas en estado de ebriedad, ni bolsearlos. Por acá llegaban a la barandilla y se les daba un recibo a firmar con sus pertenencias, sobre todo el dinero, así fuera un peso, al terminar el arresto, se le regresaba. O en otros casos, si era un albañil detenido en mal estado, y que trajera su herramienta, le llamaban a su familia para entregarle sus cosas, y el señalado, a la reja a terminar su arresto, el comandante era enemigo de hacer dispensas cuando ya había violado la ley", cuenta uno de sus oficiales bajo anonimato.
Solamente daba la atención, cuando se agarraba a un joven, más si era menor de edad, con algún tipo de droga para consumo. "Acá se esmeraba en llamar a sus padres, para que acudieran a ver o que traía su hijo, y les daba un exhorto o regaño para que pusieran más atención en sus muchachos”, cuenta.
Esto le trajo, sin embargo, muchas desavenencias con personas de Jesús Carranza ya que había veces en que los padres reaccionaban bien y agradecían el regaño a cambio de no detener a sus hijos; pero en otros, los papás decían:"¿no más por que trae un poco de mariguana detienen a mi hijo?", le reprochaban.
Eran situaciones que frustraban al mando policial, pero ello no lo desmotivaba. En días en que estaba muy estresado salía de su comandancia y estiraba las piernas caminando por su jardín.
Se trata de un pedazo de área verde frente al municipio que forma un parque, pero en donde el mando oficial tomó una pequeña fracción bajo su cuidado y en la cual había cultivado diversas especies de plantas y flores.
Albahaca, orégano, malamujer, manzanilla y otras especies a las que dedicaba un tiempo para cuidarlas y mantenerlas podadas. Sacaba una silla y se acomodaba frente al pedazo de tierra para observar su jardín.
A los dos días que lo mataron, una gran caravana de camionetas de sus amigos y autoridades partió desde Jesús Carranza en tránsito al panteón de Ixtagapa, Acayucan, de donde era originario, y que iban a su entierro. Después de la última palada a su tumba, los asistentes caminaron a su casa, y se llevaron una gran sorpresa al llegar a su propiedad, y en la que se alzaba una pequeña granja con pollos, gallinas, cerdos y otros animales de corral. Además, huertos de limón y de naranja, pequeños cultivos de maíz y frijol para el autoconsumo, palos de aguacate y otros frutos; jardines con plantas medicinales y flores.
Se trata de un predio que compró el oficial con sus ahorros y en donde estaba trabajando en sus descansos, en los últimos años, pensando que algún día dejaría de ser comandante para dedicarse a sus huertos y sus familiares.